martes, 7 de febrero de 2023

Calle de la Redondilla

Calle de la Redondilla

La calle de la Redondilla va de la costanilla de San Andrés a la calle de Don Pedro, en el antiguo barrio de la Morería, ahora barrio de La Latina.

Ya en el plano de Teixeira (completado en 1656) aparece aunque sin nombre, en su origen se llamó calle Nueva de la Alcantarilla, en virtud del desagüe construido para conducir el agua de lluvia. En 1611 se urbanizó para unir la calle de la Morería con el convento de San Francisco, por detrás de las casas de don Pedro de Toledo, Marqués de Villafranca, que daban nombre a la calle aneja.

Existen dos versiones sobre el origen del nombre de la calle de la Redondilla. La una se remonta al reinado de Enrique IV, cuando esta vía era un paseo muy concurrido en verano que se remataba en una explanada llamada "la Redondilla" con jardines y tres fuentes, grandes árboles y asientos para las damas. La otra versión, más literaria quizás y del mismo reinado, rinde doble homenaje a una bella joven de formas exuberantes, conocida como "Paca la Redondilla", damisela a la que Francisco de Quevedo dedicó, no se sabe si como alabanza o como sátira un poema compuesto en estrofas de cuatro versos de arte menor, llamadas redondillas.

Ya en época más cercana, el dramaturgo Carlos Arniches, en su sainete Las dichosas faldas, le hace decir a uno de sus personajes, el Señor Lucio: "Ella es! ¡Me dio sus señas el Plitos, y no vive en la calle de la Bola ni en el Ventorro del Chaleco! Pero la vida tiene su lógica: viven en la calle de la Redondilla. ¡Redondilla dos, bajo! ¡Unas señas que invitan al azote!".


Calle de la Redondilla

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Dice Pedro de Répide:

De la costanilla de San Andrés a la calle de Don Pedro, b. de Alfonso VI, d. de la Latina, p. de San Andrés. 

Se abrió en 1611 para poner en comunicación la Morería con el convento de San Francisco, por detrás de las casas de D. Pedro de Toledo, marqués de Villafranca. 

La tradición de su nombre dice que éste era un paseo donde concurría durante el verano la gente principal, en el reinado de Enrique IV. Había aquí una explanada llamada la Redondilla, que estaba entre amenos jardines, con tres fuentes, una de ellas encerrada en un laberinto de flores, y las otras dos rodeadas por corpulentos árboles, con asientos rústicos, donde solían sentarse a descansar las damas. 

A la calle de la Redondilla hace esquina el vasto edificio donde se halla el Colegio de San Ildefonso, Inmemorial de Niños de la Doctrina, el cual fue anteriormente ocupado por las Salesas Reales, desde que abandonaron el monasterio de Doña Bárbara de Braganza, hasta que en 1881 se trasladaron a su nuevo edificio en el paseo de Santa Engracia.

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