viernes, 27 de enero de 2023

Calle de San Sebastián

Calle de San Sebastián

La calle de San Sebastián discurre entre la plaza del Ángel y la calle de Atocha. Es llamada así por dar a esta calle la fachada de Poniente de la iglesia parroquial de igual nombre.

La Iglesia de san Sebastián es una de las iglesias más céntricas de Madrid, situada en la calle de Atocha, nº 39.

Es muy conocida por albergar los restos mortales del dramaturgo Lope de Vega, aunque hoy se desconoce su situación exacta, y por los personajes célebres de todo tipo que se contaron entre su feligresía.

El origen del nombre de la iglesis se debe a una ermita que se encontraba en el camino hacia el Santuario de Nuestra Señora de Atocha, sobre el que se funda en 1541. Por entonces estaba probablemente aneja a la Parroquia de la Santa Cruz. Al constituirse en parroquia independiente a los pocos años, se le asignan parte de los feligreses de ésta. Hacia 1550 el primitivo edificio es demolido por amenazar ruina. Se compra en 1553 el actual solar de la calle Atocha, y de 1554 a 1575 es levantado el edificio bajo la dirección de Antonio Sillero, que realiza también la actualmente conocida como capilla del Sagrado Corazón. Esta iglesia, junto con la de san Luis (desaparecida), conservaban el derecho de asilo, es decir, se podían refugiar en ellas quienes temían la persecución de la justicia.

A lo largo de los años se irían añadiendo nuevas capillas. Las ampliaciones fueron obra de Antonio de la Tijera, Juan de Bulga Valdelastras y Juan de Obregón, (maestros de obras) entre 1595 y 1598. La torre de la iglesia fue construida en 1612 por Lucas Hernández. En la trasera contaba con un pequeño cementerio, donde será enterrado, entre otros, Lope de Vega.

Durante la Guerra Civil Española es saqueada al poco de su comienzo, para ser destruida en la noche del 19 al 20 de noviembre de 1936 por una bomba de la aviación franquista. Esto causa que muchas de las obras que tenía en depósito (por ejemplo, una imagen de San Blas está ahora en el convento de San Jerónimo el Real) se trasladen a otros templos. Al finalizar la contienda fue restaurada por Francisco Íñiguez Almech entre 1943 y 1959, cambiando este arquitecto la orientación del edificio y dejando la antigua torre, que fue una de las más altas de Madrid, tristemente inacabada. El 16 de octubre de 1969 es declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento (BOE 28-10-1969).
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Pedro de Répide dice de esta calle:

De la plaza del Ángel a la calle de Atocha, b. de Cañizares, d. del Congreso, p. de San Sebastián. 

Esta breve calle, continuación en otro tiempo de la plazuela del Beso, cuando existía el convento de San Felipe Neri en la plaza del Ángel, fue también llamada del Viento, nombre con el que aparece en el plano de Espinosa. 

Llámase de San Sebastián por dar a ella la fachada de poniente de la iglesia parroquial de igual nombre así como parte del viejo cementerio que abre a la calle de las Huertas, y de la lonja que corresponde a la de Atocha. En la calle de San Sebastián hay una breve puerta que corresponde a la capilla de la Virgen de la Novena, y en la bóveda que hay a los pies de la iglesia, correspondiente también a este lado, recibieron sepultura algunas de las víctimas del 2 de mayo de 1808. 

La otra acera de la calle de San Sebastián pertenece igualmente a una sola casa. El palacio de Tepa, excelente edificio construido en 1808, muy parecido en su traza al de Villahermosa, en la plaza de las Cortes, esquina al Prado. En el palacio de Tepa vivía el general D. Domingo Dulce, el año 1868, cuando fue preso por orden del agonizante Gobierno de Isabel II, conocedor de que aquel famoso caudillo conspiraba con los autores de la revolución de septiembre. En el mismo piso se halló establecida durante algún tiempo la Delegación de Hacienda, y existió el Círculo Conservador. 

Al tratar de la plaza del Ángel, y de un paraje tan popular en Madrid como la esquina del reloj de Canseco, hicimos ya referencia a que en ese sitio, y en el entresuelo de la casa que allí había antes de la del conde de Tepa, estuvó el café de San Sebastián, inmortalizado por Moratín, en su comedia: "La comedia nueva o El café". 

San Sebastián es un santo venerado por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Fue soldado del ejército romano y del emperador Diocleciano, quien -desconociendo que era cristiano- llegó a nombrarlo jefe de la primera cohorte de la guardia pretoriana imperial.

Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo.

El santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene esposa de Cástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante el emperador, quien, desconcertado, lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Muere en el año 288.

El culto a San Sebastián es muy antiguo y está muy extendido; es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado "el Apolo cristiano" ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.

Los primeros cristianos de Roma perseguidos llegan a las Islas del Mediterráneo y traen, con fe cristiana, su devoción al mártir Sebastián.

Su fiesta se celebra el 20 de enero y ha estado siempre unida a la de san Fabián, en la festividad de los Santos Mártires.

San Sebastián es posiblemente uno de los santos más representados de la iglesia católica. El mundo del arte se nutre frecuentemente con obras pictográficas y esculturas que realzan la aceptación de su destino y la redención por parte de los ángeles. En las representaciones del primer milenio viste la clámide militar como correspondía a su cargo, y siempre imberbe. Durante el Gótico, aparece con armadura de mallas a la moda de la época, pero pronto aparece con el rico traje de los nobles palatinos de entonces y generalmente con barba. Desde ese momento es mucho más frecuente representarlo desnudo en el momento de ser asaeteado. El atributo antiguo es la corona de flores en la mano. El atributo personal, desde la Edad Media, es una saeta y el arco entre sus manos.

Desde el siglo XV los artistas han preferido presentarlo desnudo, joven e imberbe, con las manos atadas al tronco de un árbol que tiene detrás y ofreciendo su torso a las saetas del verdugo. Muchos artistas lo han representado; entre ellos cabe destacar la escultura de Alonso Berruguete conservada en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y la pintura de El Greco El martirio de san Sebastián, una de las obras más realistas de este pintor, que se encuentra en el Museo catedralicio de Palencia.

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