La calle de Gonzalo Jiménez de Quesada se encuentra entre la
Gran Vía y la calle del Desengaño.
Está dedicada a Gonzalo Jiménez de Quesada (1496-1579),
descubridor y conquistador de Colombia y fundador de Bogotá.
Quesada y sus hombres fueron los primeros europeos que
comieron la patata, un tubérculo para ellos desconocido y que vieron como lo
comían los chibchas.
Gonzalo Jiménez de
Quesada y Rivera (Córdoba, España, 1509 – Mariquita, Tolima, Imperio
Español, 16 de febrero de 1579) fue un explorador y conquistador español del
territorio colombiano entre 1536 y 1572. Comandó la expedición de la conquista
de la Nueva Granada (actual Colombia) y fundó entre otras la ciudad de Bogotá,
la actual capital de Colombia, en 1538. La última expedición la realizó entre
1569 y 1572 en busca de El Dorado, la cual culminó en forma desastrosa.
No existe consenso sobre el sitio y año exacto de su nacimiento,
si bien alguno de los cronistas lo sitúa en Córdoba o Granada en 1509, sitio al
cual había llegado su padre para ejercer la abogacía.
Fue el mayor de seis hermanos, y, pasada la adolescencia,
estudia en la Universidad de Salamanca la licenciatura de derecho y regresa a
Granada, ya abogado, alrededor de 1533, según algunos documentos que lo
acreditan como Gonzalo Jiménez «el mozo» para diferenciarlo de su padre. Se
sabe también que ejerció como abogado en la Real Audiencia de Granada hasta el momento
de enrolarse y viajar a América, en 1535.
Tuvo dos hermanos: Hernán Pérez de Quesada, quien lo
acompañó como segundo al mando en la expedición del río Magdalena, y Francisco
de Quesada, uno de los conquistadores de Quito. De regreso a España en 1544,
los dos murieron a causa de un rayo que cayó en su barco, apenas llegados al
Cabo de la Vela.
A mediados de 1535, Gonzalo Jiménez de Quesada se embarcó
hacia el Nuevo Reino de Granada, con la expedición de Pedro Fernández de Lugo y
su hijo Alonso Luis de Lugo, quienes habían contratado con la Corona española
la gobernación de Santa Marta. Viajó con el cargo de teniente de gobernador
para administrar justicia, nombrado el 10 de noviembre de 1535. Tres meses
después de su llegada al puerto en 1536, organizó una excursión hacia el
interior del territorio siguiendo el curso del río Magdalena, con la intención
de alcanzar el Perú. En las instrucciones de la expedición que debía emprender
Jiménez de Quesada quedó estipulado que el contingente, en su ruta hacia el
Virreinato del Perú, debía procurar la paz con los indígenas que hallase en el
transcurso y la obligación de pedirles oro para financiar la conquista. Si los
aborígenes se negaban a pactar la paz y a colaborar con los españoles, el
capitán general podría emprender contra ellos una guerra a sangre y fuego, que
permitiría apropiarse de los bienes de los enemigos y subyugarlos. Esta
expedición estaba comandada por Quesada, junto con Hernán Pérez de Quesada (su
hermano) Juan de San Martín, Juan del Junco (como segundo al mando), Martín
Galeano (Capitán de infantería) y Lázaro Fonte.
Travesía hasta el
Magdalena medio
La expedición salió el 5 de abril de 1536. Con un grupo de
670 hombres por tierra y otro grupo por agua remontando el Magdalena, Jiménez
de Quesada se encargó del que iba por tierra, rodeó entonces la Sierra Nevada
de Santa Marta y llegó a Valledupar, pasó luego a Chiriguaná, Tamalameque y
Sompallón. Después de un período de no percibir mayores recolecciones de oro,
el ejército, ya bastante mermado, continuó su ruta por el Magdalena a San
Pablo, Barranca y Cuatro Brazos o La Tora (actual Barrancabermeja). De la flota
de soporte compuesta por 6 naves que salió de Santa Marta con 800 hombres, solo
dos de ellas llegaron a Tamalameque, motivo por el cual regresaron a Santa
Marta con muchos de los hombres de Quesada.
Conquista del altiplano
Cundiboyacence
A medida que se adentraba en el nuevo territorio, Quesada se
enteró de que existía un activo comercio de sal entre los indígenas habitantes
de las inhóspitas sabanas y los habitantes de la cordillera, donde, según los
aborígenes, había una «laguna de sal», lo cual llamó la atención de los
expedicionarios, que decidieron desviarse de la ruta al Perú para buscarla.
Desde el Tora, Quesada y sus hombres ascendieron por el río Opón hasta la
cordillera Oriental colombiana, a donde arribaron por Chipatá a la actual
provincia de Vélez, en Santander. Pasaron luego por las Lagunas de Fúquene y
Suesca, hallaron las poblaciones muiscas de Nemocón y Zipaquirá. En este momento
sólo 166 personas habían sobrevivido al viaje. Desde allí entraron a la tierras
del Zipa, uno de los reyes muiscas, en la actual Sabana de Bogotá, fundando la
ciudad de Santa Fe de Bogotá el 6 de agosto de 1538. Sin embargo, dicha
fundación no sería "oficial" hasta el siguiente año, debido a que el
título de "conquistador" aún no lo tenía y el que lo tenía, se
encontraba en Santa Marta, al norte del virreinato, siendo esta la razón para
que se le conociese como el adelantado Quesada. También atacaron al Zaque, rey
muisca de Hunza, hoy Tunja, e incendiaron el templo del Sol, el más grande de
la religión chibcha en el poblado de Suamox o Sugamuxi, al que llamaron
Sogamoso.
Fundación de Bogotá
Quesada fundó Bogotá con una iglesia, en donde Bartolomé de
las Casas el 6 de agosto de 1538 celebró la primera misa de Santa Fe de Bogotá,
fecha tomada como la de la fundación de la ciudad. Quesada y sus hombres
permanecieron en la región hasta la llegada en 1539 de las expediciones de
Sebastián de Belalcázar que venía desde Ecuador y de Nicolás de Federmán que
venía desde Venezuela. Los tres jefes expedicionarios acordaron enviar sus
pretensiones territoriales al arbitraje de la corona. Jiménez de Quesada llamó
a las tierras conquistadas Nuevo Reino de Granada, en honor a la ciudad de
Granada, en España. Desde Cartagena navegaron hasta España, donde Quesada
presentó su requerimiento de ser gobernador, sin obtener éxito, mientras que la
gobernación de Popayán fue otorgada a Belalcázar. Quesada regresó en 1549 con
el título honorífico de Gobernador de El Dorado.
Resultado económico
de la expedición
Los resultados de la expedición en términos económicos
fueron exitosos, contrastando con las pérdidas humanas, pues sólo contaba con
178 hombres al final de la expedición; sólo en la provincia de Tunja se
recogieron 182,536 pesos de oro puro, 29,806 pesos de oro de menor calidad y
836 esmeraldas. Se procedió entonces a repartir el tesoro obtenido, el 6 de
junio de 1538, entre los 178 sobrevivientes que formaban el ejército comandado
por Jiménez de Quesada. Luego de hacer los pagos de deudas: salario al
cirujano, costo de medicinas, plomo, hilo para ballestas, arcabuces, hachas,
azadones, clavos, etc., las donaciones a las iglesias de Santa Marta, el pago
de misas por los difuntos y la obligatoria erogación del quinto real, se
dividió un total de 148,000 pesos de oro puro, 16,964 pesos de oro de menor
calidad y 1455 esmeraldas.
En busca de «El
Dorado»
Con la idea de llegar a las legendarias y míticas tierras de
El Dorado, en 1568, a la edad de 60 años, Jiménez de Quesada recibió una
comisión para conquistar Los Llanos al oriente de los Andes Colombianos. Partió
de Santa Fe de Bogotá en abril de 1569 con 400 españoles, 1500 nativos, 1100
caballos y 8 sacerdotes. Primero descendió a Mesetas en el alto río Guejar.
Allí la mayor parte del ganado fue destruido por la quema de la pradera. La
expedición se dirigió a San Juan de los Llanos, donde el guía Pedro Soleto
definió que el curso a seguir sería el suroriente y dicha dirección se mantuvo
durante dos años. Aproximadamente después de un año algunos hombres regresaron
con Juan Maldonado, y finalmente la expedición volvió a San Juan después de
seis meses con pocos sobrevivientes. Finalmente llegaría a (San Fernando de)
Atabapo en la confluencia entre el Guaviare y el Orinoco (en diciembre de
1571), pero no pudo avanzar, ya que para esto se requería la construcción de
barcos. Por lo tanto debió regresar derrotado a Santa Fe en diciembre de 1572
con tan sólo 64 españoles, 4 nativos, 18 caballos y dos sacerdotes. La
expedición fue uno de los más caros desastres registrados y luego de un breve
período de servicio en el comando de la frontera, Quesada se retiró a Suesca
con lo que pudo salvar de su fortuna.
Murió de lepra en Mariquita el 16 de febrero de 1579, y sus
restos se encuentran en la Catedral Primada de Bogotá.
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