sábado, 7 de febrero de 2015

Plaza de la Cebada

Plaza de la Cebada

La de la Cebada es una de las plazas  más antiguas de la ciudad. Es famosa por residir en ella el mercado homónimo. Se encuentra ubicada en el barrio de La Latina entre las calles de Toledo, de la Cebada, del Humilladero y la Plaza de Puerta de Moros. Fue empleada en el siglo XIX como un espacio de ejecución pública de reos a muerte, siendo ahorcado en 1824 el general Riego y en 1837 Luis Candelas al Garrote Vil.

La etimología del nombre de la plaza se debe a la calle cercana homónima en la que se separaba la cebada cribando la destinada al forraje de los caballos del rey y de la que se aprovisionaba a los regimientos de caballería. El grano lo traían a vender a la plaza los labradores de la cercanías de la provincia de Madrid. Una de las primeras instituciones es el Hospital de la Latina  que se construyó en terrenos que trocó Beatriz Galindo  con otros que poseía Isabel la Católica en la Puerta de Moros. La Plaza se formó como tal a partir del siglo XVI y era empleada como un mercado de verduras, cereales y productos de cerdo. El espacio se ofrece a la encomienda de Moratalaz, de la orden de Calatrava , según se ve por escritura otorgada en 1536 por Rodrigo de Coalla. En el siglo XVII se instala una fuente en el espacio de la plaza.

La plaza aparece en el Plano de Teixeira  de Madrid y ocupa un espacio tan grande como la Plaza Mayor. El 19 de junio de 1622 se la acondicionó como un jardín público con motivo de las celebraciones de San Isidro. En la plaza se celebraron durante el siglo XVIII las denominadas Ferias de Madrid. Tras el fin del Trienio Liberal, el 7 de noviembre  del año 1823  es sentenciado a muerte y ejecutado en la plaza Rafael del Riego  entre los insultos de parte de la población madrileña, cuando años antes le habían aclamado,  por iniciar el movimiento militar y popular que puso final al gobierno absoluto del rey Fernando VII.


Plaza de la Cebada

En dicha plaza se situaba el mercado de la Cebada que marcaba uno de los límites del espacio recorrido; en un principio, antes de quedar cobijado la venta se realizaba al aire libre en cajones. Se trataba de un mercado al por mayor, puestos y comerciantes daban un aspecto colorista y lleno de vida, aunque la única fuente que explique este color sea la escrita puesto que las referencias visuales se refieren a antiguas fotografías en blanco y negro. En 1837 con la desamortización de Mendizabal y su renovación urbanística el caserio circundante fue reformado hasta que en 1875 se inauguró un enorme edificio de hierro de iguales características al que aún hoy podemos ver en la plaza de San Miguel, reflejo, ambos, de la modernidad recién llegada a Madrid.

Una cosa era la arquitectura y otra la higiene. En un estudio realizado por el Dr. Philip Hauser en 1902 sobre la salubridad de los mercados madrileños se aseguraba que ningún mercado propiedad del ayuntamiento (Cebada y Mostenses) reunía las condiciones necesarias para la conservación de los géneros. Sin neveras en la Cebada se veían obligados a sacar las carnes sobrantes por las noches a sitios frescos para evitar su rápida putrefacción. Adyacente al mercado estaba la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia o de la Vera Cruz, la cual fue derribada en 1903 dejando un solar que fue utilizado en el comienzo de los años cincuenta para la ampliación del mercado. Este nuevo proyecto produjo el derribo del antiguo edificio de hierro siendo sustituido por el actual de hormigón perdiendo toda la identidad con la que había nacido.

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