martes, 24 de enero de 2023

Calle de Soler y González

Calle de Soler y González

De la calle de Jesús y María a la de la Espada, b. de Jesús y María, d. del Hospital, p. del Buen Consejo. 

Llámase así desde 1880, por los nombres de los dos propietarios que tenían entonces las dos fincas de la calle, pues su brevedad no daba espacio más que para una casa a cada lado. Actualmente, una de ellas el edificio de la Gota de Leche

El nombre tradicional de esta calle era de la Pingarrona. Decíase que esta era una mujer que allí vivía en un ventorrillo, y era famosa por su elevada estatura y su desgarbo. Ella era la que en la Cruz de Mayo y en la velada de San Miguel se presentaba llevando el árbol adornado de flores, y la primera que se presentaba a bailar delante de la ermita de la Cruz de Caravaca, llamando la atención por sus extraños y grotescos movimientos. La gente del pueblo la llamaba Juana la Maya y la Maja, y cierto día que danzó en el paseo de la Primavera, las damas que allí la vieron dieron en llamarla la Pingarrona, de lo que vino a quedarla este sobrenombre. 

Sin embargo, Pingarrón es un apellido que llevaría alguna señora habitante de esta calle, y ese es el más verosímil origen de esta denominación popular. Un Pingarrón, natural de Getafe, fue general de nuestros ejércitos en Flandes, en el siglo XVII, y regaló las campanas que hay en la ermita del Cerro de los Ángeles. 

En la calle de la Pingarrona vivió el infortunado poeta dramático del siglo XVIII D. Luciano Comella, cuyos desdichados engendros hicieron vibrar la musa cómica de D. Leandro Fernández Moratín. 

 


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