miércoles, 25 de enero de 2023

Calle de Sevilla

Calle de Sevilla

La calle de Sevilla va de la calle de Alcalá a la plaza de Canalejas.

Aunque de corto recorrido es una de las calles más hermosas y principales de Madrid.

Don Ramón de Mesonero Romanos tenía a la calle de los Peligros en muy mal concepto, pues pensaba de ella y de los colindantes callejones de Bodegones y de los Gitanos que eran "verdaderos albañiles de la inmundicia social".

Don Alvaro Campany, mucho más misericordioso, refiere en milagro de la virgen para justificar su antiguo nombre.

El caso es que los callejones desaparecieron, la calle resultante pasó a llamarse "de Sevilla" y se pobló -dicen- de toreros, cómicos y cesantes pasando el rato.
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Dice Pedro de Répide:

La calle de Sevilla, una de las más hermosas y principales del nuevo Madrid, va desde la reciente plaza de Canalejas, o sea las antiguas Cuatro Calles, hasta la de Alcalá

Ocupa en su longitud la de la calle Ancha de los Peligros, cuya línea de la derecha conserva, y en su anchura el espacio de la calle que se llamó de Hita y de los Bodegones, y también finalmente travesía de los Peligros, que arrancando frente a la calle de los Gitanos, hoy de Arlabán, venía diagonalmente a terminar en donde está la esquina de La Equitativa. 

La calle Ancha de los Peligros, cuyo calificativo nos hace pensar en cómo sería la estrechez de la Angosta, tenía en su principio y en su fin dos establecimientos famosos. Con vuelta al número 1, en la esquina de la carrera de San Jerónimo, estaba la famosa sastrería de Utrilla, a la que ya se hizo referencia al hablar de esta calle, y en la esquina de la de Alcalá, establecióse en 1846 el café Suizo, desapareciendo hace años, y cuya casa ha sido demolida. 

Los suntuosos edificios que dan magnificencia a la calle están en su acera nueva o sea de la izquierda. Son dos, y durante mucho tiempo estuvo sólo el primero que se edificó, que fue el del palacio de La Equitativa. Hace unos treinta años se inauguró este hermoso edificio, que, haciendo esquina a la calle de Alcalá, tenía entrelazados sus portales de las dos calles, formando así un pasaje de gran comodidad para el tránsito y singular ornato de la ciudad, por su decoración opulenta de mármoles y bronces. 

Tomó su nombre este edificio de la Sociedad de seguros La Equitativa, quien lo construyó y lo ha poseído hasta hace poco tiempo. El chaflán entre las dos calles, perfectamente decorativo, tenía un hermoso grupo en bronce, en el que una matrona se hallaba en actitud de proteger a unos niños desvalidos. El nuevo propietario del edificio, que es el Banco Español de Crédito, al que, por lo visto, le estorba todo lo que significa arte y belleza, ha cortado el hermoso pasaje, y además, quita de su lugar la estatua de la que hace donación al Ayuntamiento. Menos mal que el aprovechado Banco no la funde para hacer calderilla. 

Inmediato al reloj de la torrecilla que corona el chaflán se hallaba un escudo de los Estados Unidos, que en la primavera de 1898, al romperse las hostilidades entre España y la República norteamericana, fue arrancado, entre los vítores de una muchedumbre entusiasta, al frente de la cual se hallaba el gobernador de Madrid, D. Alberto Aguilera. 

En el piso principal del palacio de La Equitativa instalóse el Casino de Madrid, que hasta entonces tenía su casa en la del Suizo, encima de la Gran Peña, y permaneció en ésta hasta trasladarse a su vivienda propia, en la calle de Alcalá. Después del casino ocupó este piso la Embajada del Japón, y, finalmente, el Círculo de Bellas Artes, que espera la terminación de su casa propia, ya comenzada a levantarse en la calle de Alcalá, y parte del jardín de Casa-Riera. La Equitativa ha trasladado sus oficinas a la calle de Montalbán, y en su lugar ha puesto las suyas la entidad bancaria adquisidora y estropeadora del edificio. 

De más reciente construcción es la casa número 1, que tiene su entrada por la plaza de Canalejas. En la acera de la derecha merece mencionarse como hermosa casa particular la que vuelve de la Carrera de San Jerónimo hasta la de Arlabán. En la otra esquina de Arlabán está el café Inglés, famoso por ser punto de reunión de los toreros, y el restaurante del mismo nombre, que hasta la instauración en Madrid de otros más amplios y modernos, ha solido servir para comidas artísticas, literarias y políticas. En los números 12 y 14 se halla instalado en un piso el AeroClub. 

La acera de la calle Sevilla tiene la tradición de su ocupación constante por toreros, cesantes y cómicos sin contrata, y durante mucho tiempo ha figurado en epigramas y chascarrillos como campo de operaciones de los sablistas. Afortunadamente, han variado las condiciones sociales, y en primer lugar, la inamovilidad de los empleados del Estado suprimió el tipo del cesante, que se renovaba a cada cambio de situación política y que, como la del maestro de escuela, era filón inagotable para la escasa inventiva de los autores cómicos del siglo XIX. Por su parte, los cómicos, ya constituidos en Asociación respetable, hace tiempo que dejaron de tener en la esquina del Suizo su punto de parada y espera de contrata, como en la plaza de Santa Ana, en tiempo de Fernando VII, y anteriormente en el mentidero de comediantes, en la calle del Prado, ente los de León y del Lobo. Solamente delante del café Inglés perduran los grupos pintorescos de la torería. 

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